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PHONETIK Fonética (comp.) Justo Fernández López Diccionario de lingüística español y alemán
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Vgl.: |
Phonologie / Phonematik / Phonemik / IPA |
„Phonetik
Untersucht die lautliche Seite des Kommunikationsvorgangs unter dem Aspekt folgender Teilprozesse: (a) artikulatorisch-genetische Lautproduktion (Artikulatorische Phonetik), (b) Struktur der akustischen Abläufe (Akustische Phonetik), (c) neurologisch-psychologische Vorgänge des Wahrnehmungsprozesses (Auditive Phonetik). Im Unterschied zur Phonologie untersucht die Phonetik die Gesamtheit der konkreten artikulatorischen, akustischen und auditiven Eigenschaften der möglichen Laute aller Sprachen.“ [Bußmann, H., S. 579]
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„Phonologie
Teildisziplin der Sprachwissenschaft, die sich mit den bedeutungsunterscheidenden Sprachlauten unter synchronischen und diachronischen Aspekten beschäftigt. In diesem weitgefassten Sinn wird der Terminus Phonologie heute allgemein verwendet und zugleich von der Phonetik als der Wissenschaft von der materiellen Seite der Sprachlaute abgesetzt.“ [Bußmann, H., S. 581]
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„Fonética
La fonética estudia los sonidos del lenguaje en su realización concreta, independientemente de su función lingüística (v. Fonología). «Lo que caracteriza particularmente a la fonética, es que se excluye en ella toda relación entre el complejo fónico estudiado y su significación lingüística ... La fonética puede pues definirse como la ciencia del aspecto material de los sonidos del lenguaje humano» (N. Trubetzkoy). La fonética general estudia el conjunto de las posibilidades fónicas del hombre a través de todas las lenguas naturales. La fonética comparada estudia, comparándolos, los sonidos que aparecen en dos o más lenguas. También existe un tipo de estudio fonético que se limita a las particularidades fónicas de un sistema vocal determinado, lengua o dialecto (fonética española, francesa, inglesa). Finalmente, la fonética puede seguir la evolución de los sonidos a lo largo de la historia de la lengua (fonética histórica) o estudiarlos en un momento dado de esta evolución (fonética descriptiva o estática).
Pero las principales distinciones entre las diferentes ramas de la fonética están determinadas por la naturaleza compleja del mensaje vocal y la diversidad de métodos, merced a los cuales puede ser aprehendido y descrito. Tradicionalmente se distinguen dos ramas fonéticas: la fonética articulatoria, o fisiológica, que estudia los movimientos de los órganos fonadores en la emisión del mensaje, y la fonética acústica, o física, que estudia la transmisión del mensaje a través de las vibraciones del aire y la manera en que afecta al oído del receptor. Un sector de la fonética mucho menos explorado es el que atañe a la neurofisiología y a la psicología y que estudia los mecanismos cerebrales y neurológicos de la codificación y descodificación del mensaje, en el emisor y en el receptor.
La fonética experimental (o instrumental) utiliza aparatos destinos a completar y enriquecer el testimonio del oído y de la observación directa, en el estudio del proceso de formación y de percepción de la voz. A veces, también se llama fonética moderna por oposición a la fonética clásica, que prefiere atenerse a la observación directa. [...]
Para representar los principales sonidos que se producen en las lenguas naturales de manera abreviada, los fonetistas recurren a sistemas de símbolos o alfabetos fonéticos.”
[Dubois, Jean y otros: Diccionario de lingüística, p. 284-285]
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«Lengua
En fonética articulatoria la ‘lengua’ es el órgano más importante de la boca o cavidad oral, ya que gracias a sus posiciones (plana, cóncava o convexa) y sus movimientos hacia arriba y hacia abajo (eje vertical), y hacia adelante y hacia atrás (eje horizontal) se forman cavidades o resonadores, de distintas formas y volúmenes, que son los generadores de los diversos timbres. La ‘lengua’ se divide en tres partes: ÁPICE, dorso y RAÍZ, que es el extremo posterior, próximo a la faringe; el dorso, a su vez, consta de tres partes: PREDORSO, mediodorso y posdorso. A la parte que abarca el ápice y la parte anterior del predorso se le da el nombre de CORONA. De acuerdo con la parte de la lengua que intervenga, la ARTICULACIÓN se llamará apical, dorsal o radical.»
[Alcaraz Varó, Enrique / Martínez Linares, María Antonia: Diccionario de lingüística moderna. Barcelona: Editorial Ariel, 1997, p. 322]
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[Dietrich/Geckerler, S. 66]
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[Dietrich/Geckerler, S. 74]
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[Dietrich/Geckerler, S. 75]
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„La fonética fisiológica explica las series de articulaciones del español. Para representarlas nos valemos de la serie correspondiente de signos diacríticos que constituyen el alfabeto fonético: Vamos a indicarlos restringiéndonos solamente a las realizaciones normativas. Empleamos el AFI o Alfabeto Fonético Internacional. Cada signo diacrítico irá seguido de su definición y con una palabra ejemplo en que aparece la articulación que representa.
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[Lamiquiz, Vidal: Lengua española. Método y estructuras lingüísticas. Barcelona: Ariel Lingüística, ²1989, p. 95‑96]
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„Vocales españolas y unidad del idioma
«Sin duda – expresaba Menéndez Pidal – que [la] unidad fundamental del español, mayor por ejemplo que la de las otras dos grandes lenguas europeas extendidas por América, se debe en gran parte a la sencillez, claridad y firmeza de nuestro sistema vocálico».
[Abad, Francisco: Diccionario de lingüística de la escuela española. Madrid: Gredos, 1986, p. 244]
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„Unidad del español
«España es una – escribe García de Diego – y América es múltiple. Las fronteras de cada Estado son una aduana que intercepta la libre circulación de la unidad lingüística. Hasta las fronteras de las provincias que señalaron los romanos en España y hasta las de los obispados antiguos nos descubren diferencias de evolución de las hablas, y los límites políticos de los países americanos son comparables a ellas. En el grado en que las aduanas americanas se endurezcan o se mitiguen se endurecerán o no las actuales diferencias del castellano americano».
«Deben respetarse – propone Dámaso Alonso – las variedades nacionales que en el estado actual de la lengua no dificultan (o en el peor caso, no dificultan gravemente) la comunicación idiomática. Deberíamos procurar mantenernos en el statu quo, el estado en el que hoy es usada la lengua por los hablantes cultos de nuestra comunidad idiomática. Y como espejo del mejor uso tomar los grupos rectores intelectuales, académicos, universitarios y literarios de cada país [...] Cuando una determinada voz o forma sea empleada por toda nuestra idiomática comunidad, no es prudente quererla sustituir o reformar, aunque sea un extranjerismo o esté bárbaramente derivada o acentuada».
«Puede ocurrir que dentro de poco – apunta por su lado Lapesa – libros de física nuclear, economía, psicoterapia, etc., publicados en Madrid o en Barcelona empleen terminología distinta de la que usen los de igual materia editados en Méjico, y que unos y otros se aparten de la usada por los que vean la luz en Buenos Aires, Bogotá o Lima, que a su vez diferirán entre sí. Si se quiere evitar este Babel terminológico habrá que recurrir urgentemente a una política de acuerdos multilaterales que respalde las nomenclaturas unificadas propuestas en coloquios y congresos panhispánicos para cada especialidad [...] Leernos mutuamente, escucharnos unos a otros, vernos recíprocamente actuar en nuestro ejercicio de la lengua oral, una y múltiple. Hagámosla nuestra toda, sin fronteras ni aduanas. Gocemos la literatura panhispánica haciendo nuestro lo creado por unos y otros. Sintamos en cada país como tesoro propio las voces entrañadas desde hace siglos en cada rincón del mundo hispánico, y también las recién acuñadas, las recién nacidas. Muchas veces he propuesto como lema de la imprescindible comprensión mutua esta adaptación del homo sum terenciano: “Hablo español y no considero ajena a mí ninguna modalidad de habla hispana”».
«Cuando una lengua (son palabras de Tovar) se instala en territorios nuevos que conquista, ese acto es irrevocable. La lengua importada comienza a vivir su vida, y la unidad habrá de mantenerse no por una continua imitación del viejo centro, sino por un desarrollo lo más paralelo posible [...] Es evidente que la unidad de lenguaje es un bien. Facilita el tráfico y la amistad entre los humanos, es vínculo de una cultura mayor y más generalmente difundida, pone a nuestro alcance mayores riquezas culturales».
«A mi parecer – dice, en fin, Diego Catalán –, la “unidad de la lengua” no exige la imposición de una norma única. Lejos de favorecer una política idiomática que propugne la enseñanza de una ortología rígida y artificiosa en todo el ámbito del español, considero que debe reconocerse como característica esencial de la lengua española su enorme libertad normativa. Desde antiguo la Academia abandonó en el léxico todo criterio sistemático, todo purismo, para dar acogida en su Diccionario a los vocabularios varios propios de las más distintas modalidades del español; últimamente extendió (en algún caso) al campo de la fonética la libertad de seguir ya una norma, ya otra, entre las que gobiernan de hecho el habla de la comunidad hispanohablante. Siguiendo en esta misma dirección, podría llegarse al reconocimiento de una básica diversidad de “normas” lingüísticas dentro de la lengua española, no sólo en el campo léxico y en el campo fonético, sino aun en el sintáctico.
Este liberalismo normativo libraría a grandes sectores de la población hispanohablante de la inútil y deformante carga que supone el aprendizaje en la propia lengua materna de todo un conjunto de “normas” por completo extrañas a su saber lingüístico previo. La enseñanza del idioma, concebida entonces como científica reflexión acerca de un sistema y de una norma cuyo conocimiento precientífico se posee de antemano, conseguiría del hablante común una corrección lingüística y un dominio de las posibilidades expresivas de la lengua inalcanzables al presente en las regiones con parcial diglosia ... Tal variabilidad normativa, convenientemente codificada, lejos de atentar a la unidad del idioma contribuiría a establecer una mayor intercomprensión entre las diversas modalidades de español hoy en uso».
[Abad, Francisco: Diccionario de lingüística de la escuela española. Madrid: Gredos, 1986, pp. 233‑236]
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„Unitariedad de la lengua española
Sobre ello se expresa Menéndez Pidal: «El español peninsular es entre las grandes lenguas romances la más unitaria; la lengua hablada en la Península, salvo en Asturias y en el Alto Aragón, no muestra variedades dialectales comparables a la multitud de ellas que se observan en el territorio francés o del italiano; es también una de las lenguas más estables, que menos cambios ha sufrido desde el siglo XIII acá».
Y Federico de Onís decía: «Yo, que soy castellano, he sustentado siempre que no existe el problema; que precisamente lo que causa admiración es la uniformidad del español si se compara con otras lenguas, a pesar de su enorme extensión geográfica y del relativo aislamiento en que viven los pueblos donde se habla; que las diferencias que existen en la manera de hablar el español son mucho menores entre España y América que dentro de España misma; que no hay un solo fenómeno lingüístico común a toda América y exclusivo de ella; que el seseo existe en media España y no produce dificultad para entenderse ni antipatía o prevención; que, por encima de todas las diferencias locales de pronunciación y vocabulario, está el español culto que hablan y escriben las personas educadas de ambos mundos, cuyos mejores definidores han sido americanos como Bello y Cuervo, cuyo arquetipo está en los escritores clásicos y a cuya conservación y renovación contribuyen hoy por igual y con el mismo derecho y autoridad todos los grandes escritores originales de habla española sea la que quiera su nación de origen; y que esta lengua uniforme, fijada por la tradición y autorizada por el uso de todas las personas cultas, es la que deben aprender los norteamericanos, seguros de que sabiéndola, pronúncienla con s o con c, podrán pasearse sin dificultad por toda la extensión del mundo hispánico».”
[Abad, Francisco: Diccionario de lingüística de la escuela española. Madrid: Gredos, 1986, p. 236]
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«Fonética [A. Lautlehre]
1. Rama de la Ciencia del Lenguaje que examina un punto de vista físico y fisiológico, el aspecto material de los sonidos del lenguaje, independientemente de su función lingüística. Vid. Fonologie.
2. Fonética descriptiva, es la que actúa en el plano sincrónico, y caracteriza los sonidos de una lengua con todas sus variedades ya espontáneas, ya condicionadas por los sonidos vecinos.
3. Fonética histórica o evolutiva, describe la evolución de los sonidos.
4. Fonética experimental o instrumental, es la que utiliza aparatos para el mejor conocimiento de los sonidos. Fue fundamentada por Rousselot, Principes de phonétique expérimentale, París, 1897-1901.
5. Fonética general, trata de determinar las características de los sonidos en cuanto fenómenos humanos, y las tendencias que rigen su ordenación y evolución.
6. Fonética sintáctica, se ocupa de estudiar los efectos que, en el plano sincrónico o diacrónico, produce sobre los sonidos de una palabra el sometimiento de ésta a las exigencias de la frase. Vid. Sandhi.
7. Fonética simbólica, estudia la posible idoneidad que ciertos sonidos poseen para evocar ciertas representaciones. Así, Jespersen ha notado la presencia de i en las palabras que significan pequeñez (efectivamente, en español la hallamos en los sufijos –ico, -ito, en diminuto, niño, etc.), y Spitzer, el uso de ch en los hipocorísticos y palabras afectivas (Concha, Pancho, chico, etc.). Vid. Onomatopeya.
8. Fonética organogenética. Rama de la Fonética que estudia la formación de los sonidos del habla. Comprende la fisiología de los sonidos del habla y la psicología de la fonación, y se ocupa en particular de las representaciones motrices del habla (TCLP). El término organogenética se debe a Stumpf (1926).
9. Fonética fenomenológica. Rama de la Fonética que trata de los sonidos del habla como tales, es decir, como resultantes de la fonación, abstracción hecha del acto fonatorio. Comprende la acústica física y fisiológica y la psicología de la percepción de los sonidos del habla, y se ocupa en particular de las representaciones acústicas del habla (TCLP).
10. Fonética fisiológica. Estudia la producción del sonido por el hablante.
11. Fonética física o acústica. [I. Physical o acoustic phonetics]. Vid. Acústica.»
[Lázaro Carreter, Fernando: Diccionario de términos filológicos. Madrid: Gredos, 1967, p. 191-192]
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«Fonología [A. Phonologie]
Rama de la Ciencia del Lenguaje, fundada por N. Trubetzkoy y R. Jakobson, y cultivada especialmente por el Círculo de Praga, que investiga los fenómenos fónicos desde el punto de vista de su función en la lengua. La Fonología y la Fonética tratan de los sonidos del lenguaje, pero de distinto modo. “La única tarea de la Fonética es responder a la pregunta: ¿cómo se pronuncia esto o aquello ...? La Fonología debe investigar qué diferencias fónicas están ligadas, en la lengua estudiada, a diferencias de significación; cómo los elementos de diferenciación (o marcas) se comportan entre sí y según qué reglas pueden combinarse unos con otras para formar palabras o frases” (Trubetzkoy). La unidad fonológica es el fonema, mientras que la unidad fonética es el sonido.
La fonología se divide en:
A) Fonología de la palabra [A. Wortphonologie] “Parte de la Fonología que trata de las diferencias fónicas que, en una lengua dada, son capaces de diferenciar las significaciones de las palabras aisladas; y
B) Fonología sintáctica. “Parte de la Fonología que trata de las diferencias fónicas que, en una lengua dada, son capaces de delimitar la palabra en un grupo de palabras (Fonología del sintagma) o de diferenciar frases enteras (Fonología de la frase”)” (TCLP).
Hay también una Fonología histórica o diacrónica, que se ocupa de establecer las relaciones y agrupaciones de los fonemas en la evolución de un sistema lingüístico.
Ferdinand de Saussure (1916) y, siguiéndole, Grammont (1933), dan a Fonología y Fonética otros sentidos que no hay que confundir con los actualmente vigentes: la primera, según ellos, se ocuparía del estudio estático, descriptivo y general de los sonidos, mientras que la segunda atendería a su evolución diacrónica. Por el contrario, los lingüistas ingleses y americanos emplean a menudo la palabra Phonology en el sentido de ‘fonética histórica’ o de ‘estudio del empleo de los sonidos en una lengua determinada’, y Phonetics para designar el ‘estudio de las modalidades físicas y fisiológicas de los sonidos del lenguaje’. Modernamente se usan entre los anglosajones los términos Phonemics y Phonematics como equivalentes de Fonología. Entre los lingüistas españoles la terminología distintiva entre Fonética y Fonología está definitivamente aceptada, si bien en alguna ocasión se ha empleado Fonemática (= Fonología).»
[Lázaro Carreter, Fernando: Diccionario de términos filológicos. Madrid: Gredos, 1967, p. 192-193]
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«Los estudios tipológicos sobre el orden de las palabras suelen limitarse a las oraciones declarativas, que se consideran no marcadas en relación a las de modalidad interrogativa o imperativa. Semejante exclusión, por arbitraria que pueda parecer, obedece a la necesidad - evidente desde el punto de vista metodológico - de hacer homogéneo el campo de estudio. Muchas lenguas, en efecto, experimentan variaciones regulares en la disposición de sus elementos (que frecuentemente afectan a la relación entre sujeto y verbo) cuando se abandona el dominio de las oraciones declarativas. En el caso del español, ese fenómeno es igualmente evidente y nos obliga, por tanto, a dividir en dos grandes bloques los ejemplos, según pertenezcan a la modalidad marcada, en donde la inversión S-V es prácticamente obligatoria, o bien a la modalidad no marcada, en que dicha inversión es, en términos generales, menos sistemática, aun cuando viene desencadenada por factores muy definidos. El término marcado, referido al orden de las palabras, puede ser fuente de confusiones. Si éste se aplica a cualquier configuración no ajustada al orden canónico de alguna lengua dada, tan marcada es la oración inglesa
(1) This book I dislike.
como las españolas
(2) a. Cuando tengan mis padres el coche nuevo, viajaremos.
b. En esta urbanización han comprado una parcela mis tíos.
Lo que justifica, sin embargo, que la (1) deba considerarse marcada en inglés en mucha mayor medida que (8) en español es el hecho de que aquélla sólo es posible si va ligada a un entorno melódico específico.
Quede claro, de todos modos, que con ello no se está afirmando que los ejemplos (2) sean meras variantes mecánicas de sus correlatos con sujeto en posición preverbal.»
[Hernanz, M. Ll./Brucart, J. M.: La sintaxis. Barcelona: Ed. Crítica, 1987, p. 74-75]
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«Como es bien sabido, las gramáticas suelen distinguir dos aspectos en la oración: el dictum, lo que se dice, y la modalidad, la actitud psicológica del hablante con respecto a lo que dice. Existen tres grandes tipos de modalidad: declarativa, interrogativa e imperativa. Cada una de ellas va ligada a unos contornos melódicos que le son peculiares y que evidencian la profunda relación entre sintaxis y entonación.»
[Hernanz, M. Ll./Brucart, J. M.: La sintaxis. Barcelona: Ed. Crítica, 1987, p. 75]
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«Dado el papel primordial que juega la melodía en la interpretación de enunciados como los que estamos considerando, resulta aventurado prescindir de ésta en el análisis de los mismos. En realidad, la lectura asignada a la frase
?Vosotros pedídselo, por favor.
(sin prolongación de por favor) valdría sólo en el marco de una entonación "neutra". En cualquier otro caso, puede experimentar notables variaciones, cuyo examen en profundidad no es posible abordar aquí.»
[Hernanz, M. Ll./Brucart, J. M.: La sintaxis. Barcelona: Ed. Crítica, 1987, p. 77]
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«Algunos gramáticos, al abordar la oración, señalan el desajuste que a veces se produce en la estructura sintáctica de ésta, formada por un "sujeto" y un "predicado", y lo que cabría denominar su estructura funcional organizada en torno a dos ejes: tema (aquello sobre lo que trata la oración) y rema o tesis (lo que se anuncia acerca de este tema). Considérese el siguiente par de oraciones:
(1) a. Dalila traicionó a Sansón.
b. A Sansón lo traicionó Dalila.
En ambas el sujeto es el SN Dalila y el predicado, traicionó a Sansón (o bien a Sansón lo traicionó). La diferente disposición de los constituyentes no afecta, por consiguiente, a las funciones gramaticales. Sí condiciona, en cambio, el grado de información aportado por cada una de ellas: en (1a), el tema coincide con el sujeto, mientras que en (1b) el elemento sobre el que se afirma algo es el complemento directo a Sansón. De forma similar, el rema es lo que se dice acerca de Dalina en (1a) y de a Sansón en (1b), esto es, traicionó a Sansón y lo traicionó Dalila, respectivamente.
El diferente orden de palabras que exhiben los ejemplos (1a y 1b) refleja una jerarquía de prioridades de la que el único responsable es el emisor. Lo que éste da como información conocida o tema aparece al principio, seguido del rema o información nueva. En muchos casos, sin embargo, la citada dicotomía se halla condicionada por factores externos al orden lineal en que aparecen los elementos. Supóngase, por ejemplo, que en lugar de (1) tenemos (2), en donde las mayúsculas se corresponden con la cima melódica de la oración:
(2) a. DALILA traicionó a Sansón.
b. A SANSON traicionó Dalila.
Aunque (2) se ajuste a la misma configuración lineal que (2), su estructura funcional ha variado: el rema recae sobre los elementos enfatizados, que son los que aportan la información nueva. Nótese que (2), pero no (2), aceptan las paráfrasis de (3):
(3) a. Fue Dalila (y no otra) quien traicionó a Sansón.
b. Fue a Sansón (y no a otro) a quien traicionó Dalila.
De acuerdo con Mathesius (1928, p. 66), la estructuración del contenido de una oración en tema y rema puede ajustarse a dos patrones diferentes:
en el orden objetivo - representado en (1) - el tema precede al rema en el orden subjetivo - plasmado en (2) - el rema precede al tema
Existen lenguas, como el inglés, en las que imperan las secuencias ajustadas al esquema sujeto-predicado, y en donde el tema suele identificarse con el sujeto. De ahí que en estos casos pueda darse por consolidado el orden objetivo sujeto-tema : predicado-rema. En sistemas como el español, por el contrario, tal correlación dista de ser sistemática, según acabamos de ver.
Tal como revela el análisis (1)-(2), los conceptos de tema y rema permiten esclarecer de forma sustancial los mecanismos que condicionan la disposición de las palabras en estructura superficial, así como el papel que en todo ello juegas los factores melódicos, tradicionalmente marginados en el estudio del orden (cf. Contreras, 1978, p. 42). Por otra parte, desde esta nueva perspectiva es posible asimismo ahondar en el valor de alternancias que en muchos casos se han tratado como meras variantes "estilísticas".
(4) a. Se enojó Ramón.
b. Ramón se enojó.
Articulados con entonación normal, tanto (4a) como (4b) se ajustan al orden objetivo tema-rema. El diferente lugar que ocupa el SN Ramón en ambas responde al hecho de que en el primer caso es un constituyente remático y en el segundo actúa como tema o información conocida. Lo mismo, pero a la inversa, vale para el predicado se enojó. En consecuencia, las oraciones (4) no son equivalentes, hecho que viene corroborado por las diferentes preguntas a que responden cada una de ellas: (4a), pero no (4b), puede ser una contestación adecuada para (5a), mientras que con respecto a (5b) se da la situación contraria:
(5) a. ¿Quién se enojó?
b. ¿Qué pasó con Ramón?
En realidad, (4b) puede ser una respuesta adecuada no sólo a (5b), sino también a ¿Qué pasó? En este último caso, toda la oración se interpretaría como información nueva.
En lo concerniente al orden S-V, cabe observar también que gracias a la dicotomía tema-rema es posible dar cuenta de forma totalmente natural del hecho de que los sujetos con artículo indefinido o sin artículo tiendan a posponerse al verbo:
(6) a. ?Científicos rusos participarán en este congreso.
b. Participarán en este congreso científicos rusos.
La tendencia de los sintagmas nominales indefinidos a funcional como elementos remáticos encaja sin dificultades con el orden objetivo tema-rema que se materializa en (6b), a la vez que explica que en (6a) sólo sea aceptable si toda ella se interpreta como información nueva, tal como ocurre, por ejemplo, en titulares de la prensa. Hay que achacar asimismo a la citada tendencia las causas de la agramaticalidad de (7a), que contrasta con la buena formación de (7b):
(7) a. *HAN PARTICIPADO científicos rusos (en el congreso).
b. HAN PARTICIPADO los científicos rusos (en el congreso).
En ambos casos, al aparecer enfatizado el elemento en posición inicial, se da el orden subjetivo rema-tema. Sin embargo, (7a) es inviable porque en el SN científicos rusos confluyen dos lecturas contradictorias:
- como tema (consecuencia de la rematización del predicado)
- como rema (dado su carácter indefinido)
En (7b) tal conflicto queda obviado en virtud de la presencia del artículo definido, que confiere al SN el status de información conocida.
En síntesis, la exposición que precede ha puesto de manifiesto que un buen número de problemas relativos al orden puede sistematizarse de forma bastante plausible apelando a los conceptos de información "dada" y de información "nuevo". Tomando como punto de partida esta dicotomía, cabe definir dos grandes procesos en que la selección del constituyente que funciona como tema o como rema provoca modificaciones sustanciales en la configuración sintáctica oracional: tematización y rematización.»
[Hernanz, M. Ll./Brucart, J. M.: La sintaxis. Barcelona: Ed. Crítica, 1987, pp. 79-81]
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Fonética y fonología
«La Fonética establece el repertorio de sonidos de una lengua, con arreglo a las particularidades y a las más pequeñas diferencias articulatorias perceptibles. [...]
La Fonología organiza los sonidos en sistemas, valiéndose de sus caracteres articulatorios y de la distribución de estos sonidos en la cadena sonora del habla. Establece las unidades de sonido que reciben el nombre de fonemas. Los fonemas se caracterizan por su función significante, por su capacidad para diferenciar significaciones. [...]
De nuestra propia lengua poseemos una intuición que es fonológica, más que fonética, intuición sancionada por la escritura usual, en la que se de frecuentemente una relación unívoca entre el fonema y la letra del alfabeto que la representa, lo que ocurre en la ortografía española con más regularidad que en otras. El hablante no suele tener conciencia clara de las diferencias que separan a los diversos miembros de un fonema en su lengua nativa y ha de realizar un esfuerzo para analizarlas. El mecanismo del habla es en este punto más automático y reflejo que en otros. Los que hablan de reformas fonéticas de la escritura, de lo que quieren realmente hablar es de reformas fonológicas».
[RAE: Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe, 1977, § 1.1.3]
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Fonética y fonología
«La fonología estudia la organización lingüística de los sonidos del habla; la morfología se ocupa de la estructura de las palabras, y la sintaxis, encargada de analizar cómo se combinan las palabras y los grupos que forman. Los estudios de fonología se relacionan tradicionalmente con los de fonética. La fonética estudia los aspectos físicos del habla, con sus componentes sonoros, mientras que la fonología se ocupa de la estructura de estos componentes. Ambas ramas científicas están íntimamente ligadas, y a lo largo de las últimas décadas han variado sus concepciones teóricas, sus relaciones, la extensión de sus dominios y las metodologías que se han utilizado en su estudio. La aparición de aparatos y de técnicas apoyadas en recursos tecnológicos de extraordinaria precisión ha hecho avanzar las investigaciones fonéticas, al tiempo que ha aproximado a la fonética y la fonología en aspectos teóricos y prácticos. [...]
En los estudios de esta disciplina, se ha acostumbrado a distinguir, incluso gráficamente, los elementos que pertenecen a la fonética, que se transcriben entre corchetes [], y los elementos de la fonología, que aparecen entre barras //.
Para la transcripción fiel y homogénea de los sonidos, los investigadores cuentan con el alfabeto internacional [inglés: International Phonetic Association = IPA; español: Asociación Fonética Internacional = AFI]. En los estudios de fonética hispánica, ha sido costumbre el uso de un sistema transcriptor que se consideraba más cercano a la realidad del idioma, el alfabeto de la Revista de Filología Española [ARFE]. [...]
Las relaciones y los límites entre la fonética y la fonología son, a menudo, objeto de polémica. En algunas etapas de la historia de ambas disciplinas se ha considerado que su separación debía ser radical. En otras, en cambio, la frontera entre ellas se ha difuminado y se ha considerado que debían estar unidas. Aunque el debate sobre esta cuestión no está cerrado, se puede afirmar que la fonética y la fonología son disciplinas complementarias que, mediante unidades, métodos y procedimientos distintos, tienen como objetivo establecer el funcionamiento del componente fónico de las lenguas. La fonética proporciona la base empírica necesaria en cualquier trabajo científico. Por su parte, la fonología, cuyas unidades básicas son los rasgos distintivos, que combinados constituyen segmentos que, a su vez, forman unidades significativas, permite construir generalizaciones de carácter abstracto sobre la base de los fenómenos fonéticos».
[RAE: Nueva gramática de la lengua española. Fonética y fonología. Madrid: Espasa Libros, 2011, § 1.1a-b; 2.1b]
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